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¡Buen provecho, querido viajero!

Buen comer

Los amantes del buen comer y mejor beber están de enhorabuena en Luxemburgo porque la gastronomía típica asegura pasar un rato excelente sentado a manteles. La cocina del Gran Ducado tiene innegables influencias galas, aunque incorpora un toque procedente de Alemania que aumenta la contundencia de sus platos.

Un buen ejemplo de ello es uno de sus platos nacionales, el judd mat gaardebounen, una suculenta ración de cerdo ahumado servido con una salsa cremosa y acompañado de patatas y habas. Y es que la carne es la gran protagonista en la cocina tradicional de Luxemburgo. Así lo confirma otro plato típico, las liewekkniddelen mat sawerkraut, es decir, albóndigas de hígado con col fermentada. El kuddelfleck, un guiso de tripas de vaca con patatas, completa el trío de platos tradicionales y, seguramente, chocantes para algunos comensales extranjeros.Para todos ellos, tranquilidad, porque en Luxemburgo también son típicas comidas mucho más accesibles para todos los paladares. Por ejemplo, el cordon bleu es uno de los aperitivos más típicos. Lo mismo sucede con sus deliciosos patés, con los carpaccios y con la pastaschutta, un plato de pasta muy similar a la boloñesa, pero con carne de cerdo. No te olvides de los platos de caza y de las excelentes sopas, como la espesa bouneschlupp, con judías verdes, patata y tocino, o la cremosa de patata y puerro, la gromperenzopp. También con patata se hace el gromperekichelche, una especie de buñuelo que encontrarás en mercados y ferias. Y si buscas pescado, mejor de río, como la trucha, el lucio o el cangrejo. Eso sí, la influencia belga ha hecho que sea sencillo encontrar platos de mejillones. ¿Y para beber? Como todos los países de esa zona, los luxemburgueses adoran la cerveza. Muchas de ellas de vienen de la vecina Bélgica, pero también las hay locales como la Bofferding. No te marches sin probar alguno de los vinos que se producen en el valle del Mosela, donde hay excelentes Riesling y unos buenos espumosos creados con el método tradicional. Los luxemburgueses tienen un consumo per cápita de vino muy elevado, así que tampoco te será difícil encontrar vinos de otros países.