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Los ‘must’ de París

La capital de Francia se convierte en imprescindible

París es una de las ciudades más importantes e influyentes del mundo además de una de las metrópolis más visitadas de Europa, y motivos no le faltan. Quizás sea por su maravillosa Torre Eiffel, la interminable red de metro que la recorre, o las orillas del Río Sena; o tal vez por su idioma, por sus rincones o su historia. Es un lugar que puede visitarse una y otra vez sin que lo terminemos de conocer al cien por cien. La ciudad de la luz y la ciudad del amor reclaman la atención del viajero por sus múltiples atracciones.

Hay cientos de lugares de interés, pero conviene tener claros los imprescindibles. Y entre estos están la torre Eiffel, la catedral de Notre Dame, los Campos Elíseos, el Arco de Triunfo, Los inválidos, el Grand Palais y el Petit Palais, La Madeleine, el Palais Royal, la Basílica del Sagrado Corazón, la Ópera de la Bastilla, El Panteón, Ile de la Cité, los Jardines de Luxemburgo junto con los Jardínes de las Tullerías, la plaza Vendome, el animado Barrio Latino o la romántica zona de Montmartre, ¡pero hay muchos más! Conviene decidir qué ver en función de los días de la visita para trazar mejor la hoja de ruta. Una vez lo tengamos claro es bueno saber que el medio de transporte aconsejado para moverse por París es el metro. La experiencia perfecta combina el esparcimiento y la animación, con tiempo para conocer su exquisita gastronomía además de ir a ver una exposición en el Louvre o buscar una ganga en el Marché aux Puces de Montreuil.

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Arco de Triunfo, uno de los más representativos

Con sus 50 metros conmemora las victorias del ejército francés cuando estaba a las órdenes de Napoleón. Por 9,50 euros se puede visitar el interior donde se encuentra la tumba del soldado desconocido justo en la base del arco. Además, hay un pequeño museo y después de subir 286 escalones se puede acceder a unas impresionantes vistas de los Campos Elíseos. Cabe destacar que en los cuatro pilares que sustentan el arco están grabados los nombres de todas las batallas en las que el ejército de Napoleón resultó vencedor.

El monumento más visitado del mundo, la torre Eiffel

El monumento que recibe más visitas en el mundo está en París. Lo diseñó el ingeniero francés Alexandre-Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889 que iba a conmemorar el centenario de la revolución. La Torre Eiffel es una infraestructura de hierro que mide 300 metros de altura y que constituye uno de los símbolos de la capital francesa. Para visitarla conviene hacer una reserva previa para ahorrarse las colas de gente. Y ya que subimos, vale la pena llegar hasta la última de sus tres plantas, aunque hay que tener en cuenta que en los casos de visitas guiadas sólo se sube hasta la segunda. Desde arriba, se puede ver una maravillosa panorámica parisina. ¡Oh la la!

El monte Saint-Michel

Saint Michel está ubicado en lo más alto de un islote. Es una abadía cuya torre apunta al cielo dándole una forma piramidal al conjunto cuya base son murallas. El monte de Saint Michel es además una de las imágenes más reconocibles del país. La visita empieza al pie de una escalera que cuenta con 350 peldaños a los pies de una iglesia parroquial. Al llegar arriba conoceremos la abadía del monte que fue edificada en el siglo X. El edificio, que se divide en la abacial y la Maravilla, se caracteriza por aglutinar el estilo carolingio, el románico y el gótico flamenco.

Basílica del Sagrado Corazón

El corazón de la bohemia francesa está en esta basílica, una visita imprescindible de París. Se encuentra en lo alto de la colina de Montmartre y es una de las zonas más pintorescas de la ciudad. La basílica del Sacré Coeur ofrece unas vistas impresionantes de la capital, ya que pueden verse con claridad sus principales puntos y además es una de las más antiguas de esta urbe. El edificio en sí es una obra de Paul Abadie, de estilo neobizantino. Se apoya sobre varias columnas y en el centro hay una inmensa y muy fotografiada campana. La cúpula de la basílica bien merece un aparte. Además el Sagrado Corazón no es sólo la basílica en un punto con vistas privilegiadas, también ofrece un paseo gratificante y respira el París más bohemio.

Santa Capilla, una joya del gótico radiante

Antiguamente la cristiandad valoraba mucho a un rey por sus pertenencias religiosas. En la Santa Capilla hay un ostentoso alarde de reliquias, algunas consideradas las más apreciadas por esta religión, como es la corona de espinas de Jesucristo. Pero además es un gusto para la vista pues en esta edificación hay hasta 1113 escenas del Antiguo y del Nuevo testamento repartidas en 15 vidrieras excepcionales de 15 metros de altura. Sobre ellas está escrita la historia de la tierra hasta el momento en que las reliquias religiosas llegaron a París. También vale la pena conocer la Conciergerie, que junto con la Santa Capilla es el único vestigio del Palais de la Cité, que anteriormente fue un tribunal revolucionario y cárcel de María Antonieta.

El Notre-Dame Estrasburgo

Es prácticamente imposible no ver la catedral de Estrasburgo cuando se visita la ciudad ya que está en el centro histórico y es visible desde todas las panorámicas. Su construcción empezó en el 1015 y duró ¡unos cuatrocientos años! Es de estilo gótico y se la conoce como Notre Dame, igual que la parisina. Su exterior se caracteriza por el rosetón de unos 15 metros de diámetro, las tres puertas (una central y dos a cada uno de sus lados) y la galería de los apóstoles, doce figuras encajadas en doce arcos. Al principio cuesta fijarse, pero es uno de sus detalles más originales y bonitos.

El Puente Alexandre III

El puente de Alejandro III que cruza el río Sena a su paso por París es otra de las obras que se inauguraron con motivo de la Exposición Universal en el 1990 y quería simbolizar la amistad entre Francia y Rusia (pues su nombre se lo da el zar ruso). Es uno de los más destacados de la ciudad. Lo soportan en sus cuatro extremos unos imponentes pilares de diecisiete metros con pegasos dorados que representan a la Fama de las Artes, del Comercio, de la Industria o de las Ciencias. Es un lugar muy frecuentado por los turistas porque además de su propia historia ofrece una hermosa vista de la torre Eiffel.