Día 1: Valladolid - Estrasburgo. Desembarcando en la capital europea.
Estrasburgo nos recibe con los brazos abiertos. Además de ser la capital económica y cultural de Alsacia es considerada también la capital europea, ya que aquí se celebran, una vez al mes, los plenos donde acuden, diligentemente, los eurodiputados. Este lugar atrae cada vez a más jóvenes estudiantes, que deciden cursar sus estudios en una de las ciudades más cosmopolitas de la zona euro. La belleza del lugar le valió el título de Patrimonio de la Humanidad, ya que tras haber sobrevivido a varias guerras y conflictos una gran parte de esta ciudad permanece tal y como fue concebida en sus orígenes.
Cuando desembarquemos con las maletas cargadas de ilusiones podremos instalarnos en el hotel que nos acogerá durante nuestro viaje. Tras un almuerzo revitalizante podremos ir a hacer nuestra esta asombrosa ciudad. Pasearemos por diversas zonas de la metrópolis, empezando por el sector de las instrucciones europeas. No siempre se tiene la oportunidad de fotografiar el Parlamento Europeo ni el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, edificios y organizaciones de gran calibre, así que esta será nuestra oportunidad para no perdernos detalle.
Seguiremos en dirección a la zona universitaria, un lugar que presenta un gran bullicio en los últimos años, ya que de cada vez hay más demanda para cursar los estudios superiores en la ciudad. Estrasburgo puede parecer pequeña en tamaño pero muy grande en proyección. El encanto más pintoresco se lo da su centro histórico de calles empedradas y en gran parte peatonal. Conocer el Palacio Episcopal será uno de los platos fuertes del día. La belleza arquitectónica de su edificio alberga actualmente tres de los más importantes museos de Estrasburgo, y en la historia pasada el lugar albergó famosos monarcas franceses como Luis XV, María Antonieta o Napoleón.
Seguiremos para admirar una vista única de los magníficos puentes cubiertos con sus 4 torres defensivas que protegen la entrada a la conocida Petite France. Esta coqueta parte de Estrasburgo alberga un entramado de calles y canales digno de cuento y es uno de los lugares que ningún viajero quiere perderse al desplazarse hasta la Alsacia francesa.
Podremos admirar la imponente Catedral de Notre-Dame y la plaza más bonita del casco antiguo y, probablemente, de la urbe al completo. Esta Catedral está consagrada al culto católico a día de hoy, tras pasar un período protestante en el siglo XVI. Los detalles arquitectónicos, tanto de su exterior como de su interior, nos darían para horas y horas de contemplación. Aunque su primera proyección fue hacia los siglos III y IV, el edificio que tenemos hoy en día ha sufrido varias remodelaciones y reconstrucciones. ¡Sin duda, uno de los puntos que no debemos perdernos!