Porque nosotros los guías orientamos al cliente que nos acompaña, le ayudamos a no perder el tiempo y a sacar provecho de esta experiencia única, ya sea con las visitas que realizamos o con el testimonio de ser ciudades tantas veces paseadas en nuestras frecuentes estancias.
Claro que no es posible conocerlo todo en un sola escapada, pero sí lo imprescindible, como la avenida de los Campos Elíseos de París, coronada con el más famoso de los arcos de triunfo o la imponente fortaleza de la Torre de Londres, frente al más famoso de los puentes sobre el Támesis, lugares entre muchos otros bien reconocibles, que como cinéfilo he podido descubrir tantas veces en películas clásicas y actuales. También se refleja la más original de la "torres" en el mundo, esta vez sobre el río Sena, porque cada ciudad posee una vía fluvial desde donde tenemos incomparables vistas, y donde situamos escenas de peliculas, sea el enorme edificio del Louvre, o la modernidad de los Docklands. Así como cruzando el Canal de la Mancha, vamos de la cuna del movimiento impresionista al corazón de la industria musical, del rock y del pop.
Monumentos y museos, parques y mercados callejeros, y entre tanto un café parisino o un pub londinense, porque será bueno tomar un crepe o un fish & chips para sentir también con nuestro paladar.
Sí, me gustan estas ciudades, recorridas a veces en su buen transporte público, aunque rápido sólo sea el metro; pero donde podemos acompañaros incluso en una salida nocturna, ya sea para ver el magnífico espectáculo del Lido en París con el champán francés o para disfrutar de la buena cerveza en un pub inglés de Londres, con la seguridad que os brindamos y sin buscar un vehículo bajo la lluvia o la dificultad de entendimiento con el taxista.
Y como conclusión, aparte de otro tipo de motivaciones, siempre digo que poder sentir la ilusión de cada persona al visitar un lugar por primera vez, es casi como ver la cara del niño cuando descubre algo nuevo o abre su regalo, y estas dos ciudades también a los mayores les entusiasman de tal manera. Nunca olvidaré la emoción de aquellas tres amigas, ya cerca de los 70 años, que cruzaron un océano y al encontrarse frente a la Torre Eiffel ya no pudieron contener las lágrimas...