Día 1: España – Beijing. Próxima parada: ¡China!
En cuanto hemos abierto los ojos en nuestra cama nos hemos dado cuenta de que, a nuestro alrededor, todo tiene un color diferente. A lo mejor es porque ha llegado el día en el que, por fin, nos marcharemos a China, el legendario país asiático, protagonista de mil y una historias. La euforia y la energía nos embargan, aunque aún no podemos salir corriendo por la puerta. Nos quedan cosas por ultimar: hay que terminar el equipaje –no debemos olvidar nada porque serán muchos días fuera de casa–, ir hasta el aeropuerto, facturar las maletas y, después, subir a la aeronave.
Sí, es un proceso algo aburrido, pero hay que hacerlo, así que lo mejor es que lo llevemos de la mejor manera posible y nos lo tomemos ya como parte de nuestro gran viaje. En cuanto estemos cómodamente sentados en el avión, ya tendremos tiempo de relajarnos, descalzarnos, mirar por la ventanilla cómo la enorme aeronave empieza a moverse, y empezar a pensar en los maravillosos paisajes de China.
La primera noche de nuestro viaje la vamos a pasar en el avión. Y cuando amanezcamos, lo que veremos tras la ventanilla será ya otro continente.