Hungría: Budapest y Praga
- Duración
- 8 días
- Tipo de circuito
- Circuito
Praga está bañada por el río Moldava; Budapest, por el Danubio. En la capital de Chequia, el Castillo y la Catedral de San Vito dominan la ciudad; En Budapest, se encuentra el castillo de Buda. El Puente de Carlos enlaza Malá Strana con el casco antiguo; En la principal ciudad de Hungría, el Puente de las Cadenas une simbólicamente las dos antiguas urbes, Buda y Pest. Así, entre similitudes y diferencias se dibuja un recorrido de ensueño. El viaje arranca en Budapest, donde durante tres jornadas disfrutaremos del encanto monumental de esta ciudad.
En Praga exploraremos la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de una cerveza local a los pies de la afilada Iglesia de Tyn y con el tintineo del mágico Reloj Astronómico de fondo.
Por el camino en dirección a Praga, saltaremos a Eslovaquia, un pequeño país entre los Cárpatos donde conoceremos brevemente su capital, Bratislava; En el recorrido no pasaremos por alto su monumento más representativo, que nuevamente se trata de un espectacular castillo ubicado en lo alto de una colina a orillas del Danubio. Continuaremos hacia el norte, hasta llegar Praga, donde podremos explorar la plaza del Ayuntamiento para disfrutar de un delicioso café o una cerveza local a los pies de la afilada Iglesia de Tyn y con el tintineo del mágico Reloj Astronómico de fondo.
Emociones nuevas en tu viaje
Descubre la infinidad de productos locales que alberga el Mercado Central de Budapest, el más grande de la ciudad que se construyó a finales del siglo XIX para supervisar la calidad de los alimentos y mejorar su conservación. El mercado, divido en tres niveles, es un lugar animado lleno de bullicio, colorido y repleto de aroma y sabores auténticos. Tanto para los amantes de la gastronomía como para los curiosos, esta lonja ofrece productos frescos así como platos preparados. En las 2 plantas inferiores, los turistas comparten espacio con los locales que acuden a realizar su compra habitual. La paprika, una variedad del pimentón dulce, y las charcuterías, con todo tipo de delicias cárnicas, son las grandes protagonistas. En la planta superior, numerosos puestos de comida y restaurantes ofrecen numerosas propuestas culinarias para degustar la auténtica cocina local.
El mercado se inauguró en 1897 para que la venta de productos se realizara en condiciones de salubridad. Sin embargo, el constante incremento de los precios fue una queja habitual entre los ciudadanos. Los combates de la Segunda Guerra Mundial alcanzaron a la estructura del edificio y en los años 90 se declaró en ruinas. Los trabajos de renovación de los siguientes años lograron devolver el esplendor a esta fabulosa lonja.
El mercado es público. Es recomendable acudir a primera hora para evitar masificaciones y obtener lo que deseas.
Se te va a hacer la boca agua. Los menús húngaros son una mezcla picantona de influencias judías, germanas y rusas. En general, se podría decir que las salchichas, la ternera y la paprika son la base de todo. Si no sabes qué pedir, puedes empezar por los básicos: unas salchichas rojas con patatas y una sopita de goulash (carne, verduras y pimentón). Los guisos, las pizzas húngaras o las berenjenas rellenas no pueden faltar para los gastro-lovers más auténticos.
El Castillo de Buda, también conocido como Palacio Real, es uno de los edificios más singulares y reconocibles de la ciudad de Budapest.
Esta fortificación, que se creó con objetivos defensivos, ha sufrido numerosas remodelaciones y reconstrucciones, fruto de la agitada historia de este país. Los cimientos datan del siglo XIII y se erige en la colina donde se fundó la ciudad de Buda. Cuenta con una altura de casi 50 metros que, con gran majestuosidad, vigila el transcurrir del Danubio. Su posición estratégica lo convierte hoy en día en un mirador excepcional donde realizar preciosas instantáneas de Budapest. El castillo acoge además el Museo de Historia de Budapest y la Galería Nacional. ¡No te lo puedes perder!
El Castillo cuenta con una compleja red de cuevas y túneles naturales, el laberinto del Castillo de Buda, que de forma natural se han formado debido a la acción del agua caliente del manantial que corría sobre la roca calcárea de la colina en la que se ubica el castillo. La red tiene 4 kilómetros de largo, aunque solo puede visitar una cuarta parte de las instalaciones. Estos pasadizos y celdas han servido para numerosos propósitos históricamente, desde vinoteca hasta refugio y hospital durante la Segunda Guerra Mundial.
Para llegar al Castillo se puede acceder desde el funicular que permite disfrutar de una preciosa panorámica de la ciudad y la bajada del castillo se puede realizar paseando hasta acceder al puente de las cadenas. No está permitido llegar en coche.
Siguiendo la orilla del río Moldava, a pocos minutos del famoso Puente de Carlos, en un barrio plagado de construcciones de estilos barrocos y modernistas, se aprecia la fluida y moderna silueta de la Casa Danzante. Un edificio inesperado en una ciudad cargada de monumentos históricos.
Esta construcción, obra del arquitecto contemporáneo Frank Gehry, responsable del diseño del famoso Museo Guggenheim de Bilbao, en colaboración con el checo Vlado Miluni, sorprende por su composición de estilo deconstructivista en la que dos edificios se entrelazan emulando un baile sobre el Moldava. Uno de ellos es una torre de cristal que muestra una sinuosa cintura; el otro cuenta con una sucesión de ventanas no alineadas que juegan con sus formas curvas, en contraste con las rectilíneas de los edificios contiguos. Sin duda, una foto curiosa y divertida que merece conocer.
Los arquitectos Frank Gehry y Vlado Miluni, llamaron a este conjunto arquitectónico “Fred & Ginger” por representar a los dos famosos bailarines de Hollywood. La casa Danzante alberga hoy oficinas, tiendas y restaurantes. Para los que quieran disfrutar de una cena o comida especial, pueden reservar en el restaurante Ginger&Fred, para probar sus deliciosos platos de cocina internacional. Desde el restaurante, los comensales contarán con una espléndida vista del Castillo de Praga, el barrio de Malá Strana y, por supuesto, el río Moldava.
Descubre la iconografía del Comunismo, el modelo político imperante en la República Checa durante la segunda mitad del siglo XX. Años después de finalizar la segunda Guerra Mundial y tras sufrir los estragos causados por la invasión del Tercer Reich, el régimen comunista se instauró en 1948 y la entonces Checoslovaquia pasó a formar parte del bloque soviético.
Durante más de 40 años, la política comunista imperó en el país hasta la caída del muro de Berlín y la revolución local, conocida como Revolución de terciopelo. Todos estos años de sometimiento bajo el régimen soviético han marcado la historia del país que ahora se recoge en el interesante Museo del Comunismo, una cita muy recomendada para sumergirse en la historia reciente que ha marcado la idiosincrasia de los checos. En este museo se agolpan numerosos objetos, estatuas y carteles que atestiguan el pasado totalitario que asoló el país.
El museo se divide en tres etapas: La primera, conocida como El Sueño, de la etapa inicial y propagandística del comunismo. La segunda, La pesadilla, recoge la dura represión tras los intentos de acabar con el régimen de la Primavera de Praga; y, por último, La Revolución de Terciopelo, que documenta los años finales y la transición hacia la democracia.
El plan de viaje a tu alcance
- Cena.
- Budapest
- Desayuno y almuerzo.
- Budapest
- Desayuno
- Budapest
- Desayuno.
- Brno
- Praga
- Desayuno y almuerzo
- Praga
- Panorámica de Praga
- Desayuno
- Praga
- Desayuno
- Praga
- Desayuno
- Praga
¿Quieres saber más de República Checa y Hungría?
Hungría
Degustar la gastronomía del país es otra forma de entender su identidad cultural y su forma de vida. La cocina húngara es contundente, generosa en raciones y rica en especies. Son muchos los viajeros que acuden al país en busca de sus deliciosas sopas, sus nutritivos estofados, sus excelentes carnes y pescados de río y sus deliciosas tartas y pasteles. Muchas de sus propuestas gastronómicas más tradicionales tienen a la paprika, la cebolla o el comino como ingredientes estrellas. Una buena comida húngara suele empezar con una sopa, una de las más servidas en meses fríos es la conocida como gulyás. En los meses estivales reinan en las mesas del país las sopas frías de frutas y nata dulce. Entre nuestras preferidas se encuentra la deliciosa sopa demeggyleves. ¡No te la pierdas!
Como principal, recomendamos platillos tradicionales y típicos de carne como el pörkölto o las töltöttkáposzta. Otra gran elección es la sopa de carne o húsleves o el famoso rántott hús, una especie de carne empanada que, en ocasiones, suele estar envueltas en bacon o rellenas de fruta en almíbar. Por otra parte, la sopa de pescado o halaszlé de los platos de pescado. Y para los amantes de lo dulce, Hungría ofrece todo un abanico de deliciosas posibilidades. Y es que los húngaros son, entre todo, expertos pasteleros. Entre nuestras recomendaciones se encuentra el somlói galuska, la dobos torta, el túró rudi y el kürtőskalács. ¡Buen provecho!
República Checa
República Checa es un destino ideal para disfrutar de la buena mesa. Influenciada por cocinas próximas como la alemana y la austriaca, los platos que salen de sus fogones se caracterizan por sus sabores, llenos de sorprendentes matices, y el uso de la carne acompañada de deliciosas guarniciones donde patatas, arroces, vegetales y pastas son los protagonistas. ¡Disfruta del delicioso plato nacional que no es otro que cerdo asado acompañado de pasta y col! Situada entre la tradición y la modernidad, la gastronomía del país combina de manera magistral recetas tradicionales llenas de historia con modernos conceptos culinarios que, en algunos de los casos, podrás descubrir en elegantes restaurantes reconocidos con Estrella Michelín. Entre sus platos más tradicionales se encuentran el knedlíky, el knedlo, el zelo, la bramborové knedlíky, el bramborák... ¡Pruébalos todos! Otra de las especialidades gastronómicas, muy típicas en celebraciones, son los deliciosos chlebíčky. Muy parecidos a los pinchos son auténticos manjares en miniatura.
República Checa es además un destino perfecto para los amantes de lo dulce. Disfruta del bizcocho tradicional (bábovka), de las tortitas con mermelada y quark (koláč), del delicioso hojaldre relleno de manzana (jablečný závin), de las galletas de jengibre de Bohemia, de las tartas y pasteles elaborados con los famosos quesitos de Olomouc... Y para brindar, nada mejor que sus cervezas -pivo- y vinos locales.
Hungría
Son muchos los recuerdos que puedes llevarte a casa tras tu viaje a Hungría, desde magníficos bordados, entre los que sobresalen los de Mezõkövesd y Kalocsa; a exquisitas piezas de cerámica -como la de Nádudvar-, de porcelana -como la de Herend- y productos artesanos tallados en madera.
¿Más claves para encontrar el regalo perfecto? Con las piezas de brocante y delicias culinarias como la paprika en bolsa de tela, el vino y los embutidos seguro que acertarás. En Hungría, los amantes de las antigüedades con historia y los muebles vintage encontrarán lugares únicos, mercados fascinantes llenos de vida y ferias locales en los que poder inspirarse.República Checa
Si viajas al país puedes llenar tu maleta de un gran número de regalos y recuerdos originales y típicos, ya que debido a que el país no pertenece a la zona euro ofrece al viajero precios más competitivos que los que se registran en otros países europeos.
Entre los productos más tradicionales se encuentran las artesanales marionetas, auténticas protagonistas de leyendas y cuentos de príncipes y princesas; el magnífico cristal de Bohemia y el cotizado granate checo, una piedra semipreciosa que lleva siglos adornando joyas de la nobleza y realeza europea… En el terreno gastronómico, no te pierdas las deliciosas obleas rellenas de dulce y la labecherovka, una bebida de alta graduación popularizada a principios del siglo XIX... Otras bebidas del país son los excelentes vinos de las centenarias bodegas de Bohemia o Moravia y la tradicional y reconocida cerveza local.
Hungría
•1 de enero: Año Nuevo •15 de marzo: Día Nacional en conmemoración de la revolución de 1848-1849 •Pascua: Domingo de Resurrección y Lunes de Pascua •1 de mayo: Día del trabajador •Domingo y Lunes de Pentecostés •20 de agosto: Fiesta Nacional de la fundación del Estado húngaro (Fiesta de San Esteban) •23 de octubre: Día Nacional en conmemoración de la revolución en 1956 •1 de noviembre: Día de Todos los Santos •25 y 26 de diciembre: NavidadRepública Checa
•1 de enero- Día de la Restauración del Estado Checo Independiente y Año Nuevo •Viernes Santo •Lunes de Pascua •1 de mayo Día del Trabajador •8 de mayo- Día de la Victoria. Día de la Liberación del Fascismo •5 de julio- Día de los apóstoles eslavos San Cirilo y San Metodio •6 de julio- Día de la muerte en la hoguera del maestro Jan Hus •28 de septiembre- Día del Estado Checo •28 de octubre- Día de la Fundación del Estado Checoslovaco Independiente •17 de noviembre – Día de la Lucha por la Libertad y la Democracia •24 de diciembre- Nochebuena •25 de diciembre– Primer Día de Navidad •26 de diciembre– Segundo Día de NavidadNo es necesario recibir ningún tipo de vacunación para entrar en el país. La República Checa dispone de hospitales, farmacias y ambulatorios distribuidos por toda su geografía. Siempre que puedas, viaja con la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) y contrata un seguro sanitario privada.
Debido a su situación geográfica y a la influencia de diversos climas, en Hungría los inviernos suelen caracterizarse por temperaturas bastante bajas que pueden llegar a los dos dígitos bajo cero, precipitaciones en forma de nieve, fuertes heladas y días cortos con escasas horas de luz. Si tienes previsto conducir en el país, recomendamos ir equipados con neumáticos de invierno.
Por otra parte, en los meses estivales suelen registrarse en los días de mayor calor temperaturas que superan los 35ºC. Los mayores índices de pluviosidad se registran a los meses de primavera y verano. Las precipitaciones son, en general, escasas y están concentradas sobre todo al final de la primavera y a principios del verano.Las temperaturas en la República Checa suelen ser moderadas, aunque son normales las oscilaciones climáticas entre las diferentes estaciones del año. Además, su proximidad a las barreras montañosas facilita que el país tenga una climatología continental. Las temperaturas que se registren en las diferentes regiones dependerá, en buena medida, de su ubicación geográfica y de la altitud en la que se encuentre respecto al nivel del mar. Los meses invernales, las estampas nevadas y las heladas suelen ser habituales en casi todo el país.
A partir de finales de marzo o principios del mes de abril, empiezan a ascender las temperaturas, produciéndose el deshielo de las montañas y coloreando los campos y vegetación de brillantes colores. Por su parte, los meses estivales suelen registrar temperaturas más elevadas.