Japón: Japón Onsen
- Duración
- 12 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje
De los interminables rascacielos de Tokio a los templos históricos de Kioto, pasando por las heladas cumbres de los Alpes japoneses. En la variedad está el gusto de esta experiencia que no deja nada en el tintero porque incluso aquello más turístico tiene algo especial en Japón. Postales de ensueño en las que mezclar preciosas cascadas entre flores de cerezos. Esta ruta no olvida la naturaleza en estado puro ni la historia de la ciudad, pues en su haber está la posibilidad de conocer la cruda historia de la bomba sobre Hiroshima. Placer y aprendizaje para los más exigentes con sus viajes.
Templos budistas, santuarios, monasterios y altares sintoístas definen los paisajes más clásicos de Japón
Las religiones más practicadas en Japón son el sintoísmo y el budismo, ambas han coexistiendo durante tiempos inmemoriales y cada una ha dejado su propia huella en las comunidades. De hecho miles de templos budistas salpican el paisaje algunos de ellos centenarios, otros incluso milenarios. Visitaremos varios de los más imponentes en los que se exhiben figuras de Buda, algunos que todavía son monasterios. La ruta parará también por majestuosos santuarios sintoístas ubicados en la penumbra de sus bosques. Veremos templos con tejados de oro, líneas elegantes por su simplicidad arquitectónica, santuarios donde se respira un remanso de paz y jardines imprescindibles.
Emociones nuevas en tu viaje
La ceremonia del té es mucho más que el simple hecho de beber té. Se trata de un ritual importantísimo en Japón donde se mezcla arte y tradición. El té se prepara de forma meticulosa y se realiza con té matcha, algo amargo para los que no están acostumbrados. También suele acompañarse con un mochi, un pastelito tradicional japonés hecho a base de harina de arroz y que se puede encontrar de muchos sabores. La filosofía que envuelve a esta ceremonia está relacionada con la capacidad de apreciar la belleza de los pequeños detalles y aunque ahora lo veamos como algo muy japonés se originó en China. Procede de la filosofía zen cuya característica es que prioriza el carácter espiritual. Con esta ceremonia se purifica el alma en una peculiar unión con la naturaleza. Los cuatro elementos necesarios son la armonía, la pureza, la tranquilidad y el respeto. Suele realizarse durante las bodas y otros rituales religiosos. Y se trata de diferentes maneras de preparar un té mediante un refinado proceso para que tenga un mejor sabor.
Puede parecer un gesto sencillo pero preparar té también llega a considerarse todo un arte en algunos países de oriente como Japón. Esta ceremonia es una muestra de hospitalidad y como invitados hay que estar a la altura. Si bien llevar traje o kimono no es imprescindible sí que se recomienda vestir con elegancia y con colores neutros. Mejor desprenderse de joyas o relojes en las muñecas y no llevar perfume que estorbe el olor original. Además, en caso de vestir kimono es importante combinarlo con calcetines blancos en sintonía con la pureza y la limpieza de la habitación.
Este tipo de ceremonias suelen llevarse a cabo en casas de té, especialmente diseñadas para este uso. La habitación donde se llevará a cabo el ritual acostumbra a ser de pequeñas dimensiones y muy sobria, apenas decorados con algún arreglo floral. Durante su preparación se puede apreciar el esfuerzo de los japoneses por la simplicidad tanto en los movimientos que simbolizan la verdadera belleza.
Esta es una de esas actividades que no sólo se disfrutan durante el viaje sino que se recuerdan después con especial cariño. Se trata de una forma única de acercarnos a la cultura de Japón y a una de sus tradiciones más ancestrales. Lo primero es saber diferenciar entre un Onsen y un Sento. El primero es una baño público tradicional con aguas termales naturales, mientras que el segundo es un baño comunitario pero con agua corriente que calientan artificialmente. En función de la ciudad donde estemos podremos tener acceso a uno o a otro.
Para los japoneses es una práctica habitual y que agradecen especialmente en los meses de invierno. Tienen una cultura del baño muy diferente a la nuestra, para ellos no es sólo una cuestión de ir bien aseados sino que tiene un carácter de ocio. Es un lugar donde relajarse, e incluso ir a ponerse al día y debatir con los amigos o familiares. Es el momento ideal para olvidarse de los problemas y para purificar cuerpo y mente.
Por norma general en estos baños están las mujeres por un lado y los hombres por otro, aunque los puedes encontrar mixtos. Lo más importante de todo es lavarse a conciencia antes de entrar en las piscinas comunes, ellos son muy respetuosos con este aspecto por lo que no es de extrañar que antes de meterse se froten y laven bien durante al menos quince minutos. Otro aspecto a tener en cuenta es que en las zonas comunes hay que llevar lo mínimo, apenas un paño para ponerte humedecido en la cabeza, ni ropa ni toallas, no vale la pena esconderse aquí la desnudez se lleva con toda naturalidad. También es un lugar donde se puede socializar, no es necesario estar en silencio sólo utilizar un tono de voz agradable que te permita mantener una conversación relajada. Y a disfrutar, esta es la parte más importante.
Las geishas son mujeres -aunque en la antigüedad también los hombres ejercían su función- que tienen el don de dominar muchas artes entre las que se encuentra la danza o la música. Por lo general entretienen a los invitados de una ceremonia. Su rostro blanqueado y labios brillantes, sus peinados elaborados y vistosos kimonos y el halo de misterio que las envuelve ha fascinado durante siglos al mundo occidental. El barrio de las geishas por antonomasia es Gion, en Kioto, donde coexistieron cerca de 100 casas de té, lugar de trabajo de maikos (aprendices) y geishas. A pesar de la evolución el tiempo parece haberse detenido en este rincón del país donde se puede seguir tomando el té de la misma manera como se hacía hace cien años. El festival más esperado cada año en esa localidad es precisamente el de los cerezos en flor, ya que entonces se ven a las Geishas en todo su esplendor.
A pesar de algunas creencias las geishas no son prostitutas. Cuando a mediados del siglo XX se prohibió la prostitución en el país que conllevó el cierre o reestructuración de muchos prostíbulos, ellas ni siquiera tuvieron que adaptarse. Si bien es cierto que muchas prostitutas trataban de imitar su estilo, no tenían su formación ni su habilidad en distintas artes. Se encargaban de distraer a los hombres, con amenas conversaciones, con danza, o tocando el shamisen.
Nomura-ke es el nombre de una residencia samurái de mediados del siglo XIX que fue desmantelada y posteriormente tuvo que reconstruirse de nuevo. Se hizo con un alto valor cultural y artístico pues la compone madera de ciprés y puertas con incrustaciones de cristales y en sus paredes pueden verse obras de pintura de gran valor. Hoy es un museo y puede visitarse para conocer cómo vivían los samuráis. La casa está ubicada en el barrio de Nagamachi, un distrito muy bien conservado al oeste del Castillo de Kanazawa. Nagamachi era anteriormente el área donde los samurái de Kanazawa vivían con sus familias. Hoy en día, el área se ve más o menos igual que en la era de Edo, con canales y calles empedradas que se extienden entre paredes de azulejos de tierra. Nomura Samurái House es, precisamente, una de las principales atracciones de este distrito.
Los samuráis eran unos nobles guerreros bravos y valientes del antiguo Japón, en el marco del sistema feudal. En aquella época existía una casta de militares que servían a los señores. Su mayor época de esplendor fue entre los años 1467-1568 conocidos como el periodo Sengoku, un tiempo de guerra. En el año 1868 con la llegada del emperador Meiji y el derrocamiento del gobierno militar, supuso el final de los samuráis y de su estilo de vida, de hecho, muchos se integraron en el Gobierno.
Si un trayecto normal entre Tokio y Kioto suele ser de unas cuatro horas ya que además hay parada en todas las estaciones antes de llegar a destino, con el tren de levitación magnética la demora es de dos horas y cuarenta minutos, viene a ser el AVE de Japón. La central Japan Raolway Company y el Railway Technical Research Institue desarrollaron en los años 70 un tren magnético superconductor cuyo sistema se basa en la repulsión magnética, algo parecido a una levitación a través de un sistema aerodinámico. Los imanes entre el aparato y los raíles hacen que cuando se pone en marcha se eleve unos diez centímetros. Al no haber roce, no hay fricción y eso hace que pueda ser más veloz. Es la fuerza magnética la que permite al tren moverse, avanzar y que se mantenga centrado. Viajar en él es cómodo, silencioso y seguro, ¡y a una velocidad asombrosa! En el año 2015 un tren Maglev tripulado batió el record de velocidad existente con 603 kilómetros por hora.
El tren bala de Japón tiene más de cincuenta años y desde que comenzó a funcionar se convirtió en uno de los medios de transporte favoritos del mundo pues es de los que más pasajeros ha movido con unas cifras de vértigo: unas 300 millones de personas lo usan cada año. Habitualmente alcanza una velocidad de 270 km por hora pero se rompen sus límites constantemente y de cara al futuro, en el 2027, se espera unir Tokio y Nagoya con un convoy de 500 km/h.
Takayama se encuentra en el centro de los Alpes japoneses donde se puede llegar en tren en un viaje cuya panorámica debe ser similar a la de hace cientos de años, pues apenas ha variado en el tiempo. La cordillera montañosa, con picos que superan los tres mil metros de altura, parte en dos la isla de Honshu. En su haber está la cima de Japón, el monte Fuji, y también el monte Ontake un volcán todavía en activo, convertido en lugar de peregrinación. Además, dependiendo de la temporada en que se visite se puede encontrar una atracción en cada una de las ciudades que los rodean. Dicen que al menos una vez la vida se debe escalar alguna de sus afamadas cimas, ¡y no es una tarea muy difícil para los más aventureros!
Cuentan que escalar el monte Fuji es una experiencia única e inolvidable. La mejor época para hacerlo es verano, los meses de julio y agosto. Lograr la hazaña no está en la mano de unos pocos ya que, aunque duro, es relativamente sencillo. Tiene una altura de 3.776 metros y está dividido en diez estaciones según la altitud siendo la primera la base y la décima la cumbre. El ascenso empieza en la quinta estación, pues hasta ahí puede llegarse en transporte.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Tokio
- Sin comidas.
- Tokio
- Desayuno. Comida.
- Tokio
- Panorámica de Tokyo
- Desayuno
- Tokio
- Desayuno. Comida.
- Matsumoto
- 5ª Estación del Monte Fuji
- Bodega de Sake
- Desayuno. Comida. Cena.
- Okuhidaonsengohitoegane
- Castillo de Matsumoto
- Parque Nacional Chubu Sangaku
- Desayuno. Comida.
- Kanazawa
- Shirakawago y una de sus típicas casas tradicionales
- Subida en teleférico
- Takayama
- Desayuno.
- Kanazawa
- Ceremonia del té
- Panorámica de Kanazawa
- Desayuno. Comida.
- Kyoto
- Panorámica de Kyoto
- Desayuno.
- Kyoto
- Nara y Fushimi Inari
- Desayuno
- Kyoto
- Desayuno.
- Osaka
- Osaka
¿Quieres saber más de Japón?
Uno de los grandes atractivos de Japón es su milenaria cultura. Y ésta se ve reflejada en su gastronomía, que es un destino en sí misma. Los viajeros podrán disfrutar de variadas combinaciones de sabores que, como todo en este país, busca el equilibrio y la armonía a la hora de elaborar los platos y a la de presentarlos al comensal.
El gran protagonista de esta cocina es el arroz. De hecho, en momentos más relajados es habitual tomar sopa y arroz acompañando a carne o pescado. Y este último es también otro de los ingredientes principales, ya que se consume a diario y de maneras muy diferentes. Se puede comer incluso crudo en platos como el sashimi y el sushi, o en pequeños montones de arroz con una rodaja de pescado sazonada con vinagre. Pero no todo es crudo y frío, ya que hay muchas opciones de platos calientes. Por ejemplo, el ramen, la sopa japonesa más típica con fideos y verduras; el takoyaki, trozos de pulpo recubiertos con harina y fritos, así como el okonomiyaki, lo más parecido a una tortilla con varios ingredientes. Igual que ocurre en el resto de Asia, los acompañamientos y las especias ocupan un lugar fundamental. La soja es la reina, junto al miso o al dashi. Y también productos frescos como el ajo, la cebolla o los puerros, o aderezos como las semillas de sésamo, la mostaza, el jengibre o el famoso wasabi. En cuanto a bebidas, el té verde se toma después de la comida y siempre caliente, mientras que en el almuerzo se puede tomar sake, un exquisito vino de arroz, o bien otros tipos de licores elaborados a base de malta de arroz.Japón es sin duda un destino ideal para los amantes del shopping, y sobre todo para los aficionados a la tecnología, ya que allí, especialmente en las grandes ciudades, se puede encontrar todo tipo de aparatos para cualquier necesidad o deseo. También en las grandes urbes están instaladas las principales firmas de moda, tanto internacionales como locales, aunque hay que prestar atención a las tallas ya que allí es diferente. Dada la importancia de la gastronomía en este país, es habitual querer comprar algunos utensilios para cocinar o para comer, desde palillos o cuencos, así como aderezos para la comida como salsa de soja o wasabi. Y para los que gusten de artesanías y recuerdos típicos del país, también tienen un gran abanico de posibilidades. Adornos hechos a mano con madera de alcanfor y cerezo, o todo tipo de piezas de bambú son el regalo perfecto para quienes no han podido acompañarnos en el viaje. Y también lo son las cosas más típicas, como la famosa figura del gato que mueve la pata, llamado maneki neko, o un bonito kimono que sirve tanto para vestir como para poner de adorno en una pared. En resumen es un paraíso para las compras, así que ¡hay que tener en cuenta el tamaño de la maleta que llevamos si no queremos pagar sobrepeso en el aeropuerto!
Entre las cosas que pueden llamar la atención de Japón podemos destacar sus fiestas nacionales, algunas de las cuales difieren mucho de lo que celebramos en España.
• Seijin no hi. El segundo lunes de enero los que se han hecho mayores de edad (en Japón es a los 20 años) entre el 2 de abril del año anterior y el 1 de abril del año en curso son reunidos para que el alcalde de su localidad les informe de sus responsabilidades como nuevos adultos.
• Día de Todos los Santos. Los japoneses acogen la primavera el 20 de marzo rezando por sus muertos y ofreciendo flores en los templos en su memoria, y reciben el otoño el 23 de septiembre de la misma manera.
• Día del Niño, el 5 de mayo, muy importante por la baja natalidad del país.
• 3er lunes de septiembre se celebra el Día del Respeto a las Personas Mayores.
• Y la naturaleza ocupa también un lugar importante en su calendario con días dedicados a diversos elementos como el Día Verde (4 de mayo), Día del Mar (3er lunes de julio) o el Día de la Montaña (11 de agosto).
• El ‘Obon’, celebrado durante la primera quincena de agosto, es una de las festividades más importantes y tradicionales de Japón. De origen budista, esta celebración que suele durar 3 días en el mes estival, se lleva a cabo para recordar a los familiares muertos.
• El ‘hanami’ es una de las tradiciones japonesas más famosas, bellas e interesantes que tiene el país ya que se celebra el florecimiento del cerezo, uno de los árboles más típicos y venerados de la región nipona. Durante el mes de marzo y abril, dependiendo cuándo florezcan los cerezos, los japoneses se reúnen en parques y jardines a observar la flor blanca y rosácea de este árbol.
Conviene además seguir las indicaciones habituales en viajes a países lejanos, como beber agua embotellada y asegurarse de que tanto el pescado como la carne están bien cocinadas para evitar algún problema gástrico.