
Tailandia: Capitales del Siam y playas de Phuket
Los mil y un encantos de Tailandia te aguardan
Conoce el viajeTailandia: Capitales del Siam y playas de Phuket
- Duración
- 12 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje


Tailandia reúne todos los requisitos que hasta el viajero más exigente podría pedirle a un destino: ciudades cosmopolitas repletas de atractivos turísticos, espacios naturales de una belleza sobrecogedora, templos dedicados al culto budista que albergan sorprendentes reliquias, playas tan bonitas que no parecen reales, y una de las más deliciosas gastronomías del planeta.
Prepárate para conocer, por fin, todo lo que siempre quisiste saber sobre Tailandia y nunca te atreviste a preguntar.
Solo unos pocos afortunados tienen la suerte de conocer, en un solo viaje, todos los enclaves que han hecho de Tailandia uno de los destinos más deseados y mejor valorados de todo el planeta. Nos referimos a lugares como Bangkok, la capital del país, una ciudad repleta de templos, palacios y rincones llenos de encanto; Ayutthaya, antigua sede del poder del Reino de Siam, en la que se halla un parque arqueológico impresionante; Lopburi, apodada la ciudad de los monos por un motivo que estás a punto de descubrir; Sukhothai, antaño capital de la nación y en la actualidad uno de los enclaves más visitados de Tailandia gracias a su rico patrimonio histórico; Chiang Rai y Chiang Mai, las ciudades más importantes del norte, y Phuket, un auténtico paraíso terrenal en el que relajarte y disfrutar del sol y de la playa en los últimos días de este gran viaje.
Emociones nuevas en tu viaje
Ubicado en el centro de la ciudad, a orillas del río Chao Phraya se encuentra el monumental Palacio Real de Bangkok, uno de esos lugares que son capaces, por sí mismos, de marcar un antes y un después en cualquier viaje. Igual que ocurre en España, el Palacio Real de Bangkok se emplea solo para realizar eventos oficiales y recepciones de mandatarios extranjeros; los reyes de Tailandia viven en el Palacio de Chitralada desde 1925.
Actualmente, este palacio es uno de los lugares más visitados de todo el país, y cuenta con una gigantesca superficie en la que podemos distinguir varias zonas bien diferenciadas. En la parte del palacio llamada Phra Maha Prasat se encuentran los edificios más antiguos del recinto, mandados construir por el rey Rama I, el mismo que hizo levantar el palacio en el año 1782. Por su parte, la zona Phra Maha Chakri alberga una serie de pequeños palacios que el rey Rama V ordenó construir a un grupo de arquitectos extranjeros. De ahí que su aspecto combine los elementos tradicionales tailandeses con ciertas influencias europeas. Por último, está la zona llamada Phra Maha Monthien, la más importante desde el punto de vista político, ya que en ella se encuentra la que fuera residencia del monarca, y es el lugar donde se corona a cada nuevo rey. Además de estas tres zonas, dentro del recinto del Palacio Real también podemos visitar el majestuoso templo de Wat Phra Kaew, en cuyo interior se encuentra el Buda Esmeralda, una imagen sagrada tallada en jade, y pasear por los preciosos jardines Siwalai.

El pueblo tailandés se caracteriza por su amabilidad y simpatía. Lo normal es ver siempre una sonrisa en el rostro de la persona que tenemos delante, y recibir un trato cordial y toda la ayuda que necesitemos. No obstante, en cualquier ciudad del mundo acostumbrada a recibir turistas proliferan los “espabilados” que intentan sacarse un sobresueldo a costa de la inexperiencia de los viajeros. Aunque es un país muy seguro, y nadie pretenderá hacernos daño de ningún modo, es conveniente desconfiar de quienes nos den informaciones inesperadas o poco creíbles. Por ejemplo, en las inmediaciones del Palacio Real o de algunos de los templos de Bangkok puede haber hombres que nos digan que el monumento se encuentra cerrado por obras o por alguna festividad, pero que pueden ofrecernos una visita alternativa a algún otro lugar. Previo pago, por supuesto. Lo mejor, por tanto, es asegurarnos por nosotros mismos de que lo que nos dicen es cierto antes de sacar la cartera.
Más del 90% de los tailandeses profesan la religión budista, de manera que existen cientos de templos consagrados a este culto por todo el país, y en Bangkok, su capital, podemos encontrar algunos de los más bellos y singulares. El de Wat Pho, concretamente, es además uno de los lugares más visitados de todo el territorio tailandés. Conocido como el Templo del Buda Reclinado, con más de 200 años de antigüedad.
En su interior se pueden ver más de 1.000 imágenes de Buda, pero sin duda la que más miradas atrae es la que da nombre al santuario: el Buda reclinado de Wat Pho es, con sus 26 metros de largo y 15 de alto, el más grande de Tailandia. Está hecho de ladrillo y estuco, y recubierto de un baño de oro. Por su parte, el Buda del Templo de Wat Traimit sí es de oro macizo, aunque sus dimensiones son bastante más moderadas: mide solo tres metros de alto y pesa más de cinco toneladas. Este templo se encuentra a poca distancia del primero, y también junto a la orilla del río Chao Phraya. Otro de los templos más importantes de Bangkok es el de Wat Phra Kaew, un impresionante santuario que se encuentra dentro del recinto del Palacio Real, y que es famoso por albergar el Buda Esmeralda. Esta imagen, tallada en jade, es la más sagrada del país, ya que se trata de un Buda protector. Mide 66 centímetros de alto, y aunque cualquier persona puede entrar al templo y contemplarla, solo el rey de Tailandia tiene potestad para tocarlo.

Los templos de Wat Pho, Wat Traimit y Wat Phra Kaew son algunos de los más célebres y visitados de Bangkok, pero no son ni mucho menos los únicos. Hay un gran número de santuarios en la ciudad, y todos ellos merecen la pena si se cuenta con el tiempo suficiente. Un buen ejemplo es el de Wat Arun, también llamado Templo del Amanecer. Su cercanía al río y su arquitectura singular lo convierten en uno de los edificios más fotografiados de toda Tailandia. Está coronado por una torre de 82 metros de altura a la que se puede subir (a pie, por supuesto) y disfrutar de las mejores vistas imaginables de la ciudad. El Templo de Mármol, o Wat Benchamabophit, es otro de los santuarios más recomendables de Bangkok. Mezcla los elementos tradicionales de la arquitectura tailandesa con las influencias europeas, y en su claustro hay más de 50 estatuas de Buda hechas en bronce. Los templos de Wat Suthat, con su columpio gigante, el de Wat Mahathat Yuwarat, o Templo de la Gran Reliquia, y el de Wat Saket, o Monte Dorado, completarían la lista de los templos más importantes de Bangkok.
Existe un lugar mágico en medio de la gran llanura central de Tailandia, un sitio lleno de historia y de leyendas en el que todo viajero debería detenerse durante su camino hacia el norte del país. Se trata del parque histórico de Sukhotai, un sitio arqueológico en el que se pueden contemplar los vestigios de la que fuera primera capital del reino de Siam.
Este parque, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991, tiene aproximadamente 70 kilómetros cuadrados de superficie, y en su interior hay un total de 193 edificios que datan de la época en que Sukhotai era la capital del reino de Siam (1257-1379). Entre ellos, destacan el Museo Nacional Rama Khamhaeng, que alberga numerosos objetos históricos encontrados entre las ruinas de la ciudad, y el templo Wat Mahathat, el más importante de los que se encuentran en el interior del recinto. Resulta impresionante la imagen de Buda sentado que se puede ver en la parte oriental del templo. Además de estos dos edificios, merece la pena visitar los restos de otros santuarios, como los de Wat Si Sawai, Wat Sra Si o Wat Chana Songkram. Dadas las dimensiones del parque histórico de Sukhotai, la mejor forma de conocer sus ruinas y sus senderos parcialmente cubiertos de vegetación es en bicicleta. El medio de transporte tailandés por excelencia ayudará a convertir la jornada en una experiencia inolvidable.

Uno de los edificios más importantes, visitados y fotografiados del parque histórico de Sukhotai es el templo Wat Si Chun. Aunque no se encuentra en el interior del recinto, este santuario es una visita obligada para todo aquel que se acerque a conocer el parque. El paso de los siglos ha hecho mella en el templo, y tanto su techo como las partes superiores de algunas de sus columnas han desaparecido. Sin embargo, la enorme imagen de Buda se mantiene prácticamente en perfecto estado. Sus 15 metros de altura la convierten en una estatua colosal, y una estrecha escalera disimulada en el muro permite ascender hasta la cabeza de Buda. Esta enorme escultura de color blanco recibe el nombre de Phra Achana, que viene a significar “el que no se asusta”.
Ochenta kilómetros al norte de Bangkok, y a la orilla del Chao Phraya, en el mismo río que atraviesa la capital del país, se encuentra Ayutthaya o, mejor dicho, las dos Ayutthayas. Por un lado, está la ciudad nueva, moderna y llena de edificios representativos, que bulle de frenética actividad a todas las horas del día. Y, por otro, está el Parque Histórico de Ayutthaya, un lugar lleno de magia e impregnado del aroma del incienso y de la historia, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991. En él podemos contemplar los vestigios de la grandeza que tuvo esta ciudad en la época en que era capital del reino de Siam, entre los que destacan sus impresionantes templos.
Wat Phra Sri Sanphet es uno de los más visitados, y el más fácil de reconocer gracias a sus tres torres o chedis, dos de ellas construidas por Ramathibodi II para albergar los restos mortales de su padre y de su hermano. Posteriormente, Bomromracha IV mandó levantar la tercera para conservar los restos del rey que había iniciado la obra. Antiguamente había un Buda de 16 metros de alto recubierto de oro, pero la invasión birmana la hizo “desaparecer”. Otros templos que merece la pena visitar dentro del Parque Histórico de Ayutthaya son el de Wat Mahathat, o Templo de la Gran Reliquia, entre cuyas ruinas se puede ver una cabeza de Buda inexplicablemente sujeta por las raíces de un árbol; el de Wat Chaiwatthanaram, que cuenta con una torre principal o prang de 35 metros de altura y con más de 100 figuras de Buda, muchas de ellas decapitadas por los soldados birmanos, y el Templo Yai Chai Mongkhon, uno de los mejor conservados del parque y que alberga una colosal escultura de Buda recostado.

Lo cierto es que el Parque Histórico de Ayutthaya es el principal reclamo turístico de este lugar, pero no por ello debemos olvidarnos del patrimonio cultural y de los sitios de gran interés que alberga la ciudad nueva de Ayutthaya. En ella podemos encontrar el Museo Nacional Chao Sam Phraya, que cuenta con una impresionante colección de objetos de la época en que Ayutthaya era la capital del reino de Siam. También está el Palacio Real Bang Pa-in, que pese a su nombre no es la residencia de ningún rey, sino que se usa para algunos actos solemnes muy espaciados en el tiempo, por lo que está abierto al público. Y, por supuesto, el divertido y bullicioso mercado flotante de Khlong Sra Bua, que cuenta con más de 200 puestos en los que se puede comprar todo tipo de artículos, desde objetos de artesanía hasta frutas y verduras de la región.
Esta es, con toda seguridad, una de las experiencias más memorables de todas las que vivirás en tu gran viaje a Tailandia. Conocerás de primera mano el poblado de las llamadas “mujeres jirafa”, y podrás fotografiar -y retener en la memoria para siempre- la imagen de sus cuellos larguísimos, envueltos en varios anillos de metal.
Cuando son niñas, las hembras de la tribu Padaung, una rama de la etnia Karen, reciben su primer anillo metálico. A los cinco años de edad, sus padres deciden si se los pondrán o no, y a partir de ese momento se van añadiendo aros y más aros hasta que sus cuellos ya no den más de sí. Nunca se los quitan, ni siquiera para bañarse ni para dormir, y existe la creencia de que la mujer que no los lleve tendrá mala suerte en la vida, no gozará de buena salud y será propensa a las infidelidades. Aunque la sensación visual es que los cuellos de las mujeres jirafa son larguísimos, en realidad no lo son. Su longitud es la normal, lo que ocurre es que los aros de metal, que pueden llegar a pesar diez kilos en una mujer adulta, deforman la columna vertebral y los músculos de los hombros, hundiéndolos y provocando ese efecto tan curioso que les ha granjeado a las mujeres Padaung su sobrenombre de jirafas.

La historia de las mujeres jirafa es ciertamente peculiar, además de un tanto triste. En realidad no son tailandesas, sino birmanas. La etnia Karen, a la que pertenece la tribu Padaung, nunca ha reconocido la autoridad de los militares que han venido gobernando Myanmar durante las últimas décadas con mano de hierro. Por ello, los miembros de este colectivo han sufrido continuas represiones violentas, y buena parte de ellos huyeron en los años 80 y 90, buscando asilo en los campos de refugiados del norte de Tailandia. Debido a la popularidad de las mujeres jirafa entre los turistas, el gobierno tailandés permitió que muchas de ellas se establecieran en varias aldeas de la zona, para que los viajeros pudieran ir a conocerlas sin tener que entrar en un campo de refugiados. Actualmente, también se les permite vender recuerdos y souvenirs para subsistir. Lo que las mujeres jirafa no tienen de momento es nacionalidad ni estatus jurídico: no están reconocidas como ciudadanas birmanas ni como tailandesas.
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en esta ciudad han demostrado que ha estado habitada permanentemente desde hace al menos 1.200 años. Esto la convierte en una de las ciudades más antiguas del país y, por tanto, una de las que cuentan con mayor patrimonio histórico y cultural. Pero en Lopburi, anteriormente conocida como Lavo, hay otro poderoso reclamo además de la historia y la arquitectura, los monos, que se cuentan por cientos y que campan a sus anchas por toda la ciudad.
El templo Phra Prang Sam Yot es, seguramente, el edificio más representativo de Lopburi, y uno de sus lugares más visitados. Fue construido por los jemeres en el Siglo XIII como un templo hinduista, y de hecho se considera que sus tres grandes torres, llamadas prangs, simbolizan a los tres dioses principales del hinduismo: Brahma, Visnú y Shiva. Algo similar ocurre con el templo Wat Phra Sri Mahathat: también fue construido por los jemeres, en este caso un siglo antes, y también tuvo un origen hinduista. Fue el rey Narai quien, en 1664, instauró el budismo en Lopburi y convirtió ambos santuarios en templos consagrados a Buda. Y precisamente a este monarca le debemos el Palacio Phra Narai Ratchaniwe, otro de los enclaves más importantes de la ciudad. Aunque no está bien conservado, en parte por culpa de los traviesos monos, todavía se aprecia la mezcla de elementos tradicionales de la arquitectura tailandesa con las influencias francesas, seña de identidad de los edificios construidos bajo el reinado de Narai.

Dado que uno de los preceptos de la religión budista es el respeto a todos los seres vivos, ni las autoridades ni los habitantes de Lopburi hacen nada para ahuyentar a los monos, que se han convertido en los auténticos amos de la ciudad. Tanto es así, que todos los años, durante la última semana de noviembre, se celebra el Lopburi Monkey Festival. La gente de Lopburi se echa a las calles para realizar ofrendas gastronómicas a estos simios, de forma que en cada esquina se amontonan cientos de monos que engullen las frutas y verduras que sus “conciudadanos” les han obsequiado. Además, se hacen procesiones y espectáculos de danza en honor a los animales. Todo muy festivo y divertido, y tan popular que atrae cada año a cientos de visitantes. Los monos están totalmente acostumbrados a las personas, así que no constituyen un peligro para los turistas. Pero, eso sí, conviene observarlos y fotografiarlos desde lejos, porque si se sienten amenazados o piensan que se les va a quitar la comida pueden reaccionar con agresividad.
Seguro que has visto alguna vez las playas de Phuket en fotos, en la televisión o en una de las numerosas películas que se han rodado en ellas. Pero hay algo que debes tener en cuenta: nada de lo que hayas visto antes se puede comparar con lo que te espera en este lugar. Los viajeros de todo el mundo coinciden en que estas costas se encuentran entre las más bellas del planeta, y estás muy cerca de descubrir por qué.
En general, las playas de Phuket se caracterizan por su arena blanca y por sus aguas cristalinas. Exceptuando alguna que otra cala recóndita y de difícil acceso, todas cuentan con buenos servicios, y con suficientes hoteles, restaurantes y cafeterías como para satisfacer la demanda del ingente número de viajeros que llegan a esta isla cada año. Empezaremos por la playa de Patong, por ser una de las más famosas de Phuket. Gracias al gran número de locales de ocio, bares, discotecas, restaurantes y complejos hoteleros que existen en las inmediaciones de esta playa, se ha convertido en todo un centro de peregrinaje de los juerguistas del mundo entero. Otra de las playas más célebres y concurridas es la de Karon Beach, elegida por miles de surfistas de todo el mundo para coger sus olas. Kata Beach, Kata Noi y Nai Harn Beach también se encuentran en la zona suroeste de Phuket, como Patong y Karon, pero son bastante más tranquilas y reciben menor cantidad de turistas. En el norte de la isla, las playas de Kamala Beach, Bang Tao y Mai Khao son las mejores, y las tres cuentan con varios resorts de lujo en las proximidades. En la costa este de Phuket hay muy pocas playas, y no tienen la calidad ni la belleza de las del resto de la isla, aunque cuentan con la ventaja de estar más y mejor protegidas del viento. Rawai Beach y Panwa son las dos más representativas de la zona.

Aunque acaparan casi todo el protagonismo dentro de la isla, hay mucho Phuket más allá de sus paradisiacas playas. Sabemos que no es fácil darle la espalda a su arena blanca, a sus aguas tranquilas y a esa línea del horizonte que nos hace desear que el viaje no acabe nunca… Pero si lo conseguimos, y damos el paso de intentar conocer el “otro Phuket”, nos llevaremos una grata sorpresa. Podemos ir a visitar el Gran Buda que se encuentra entre Chalong y Kata, que resulta impresionante por su color blanco y sus 25 metros de altura, o acercarnos a ver alguno de los templos budistas de la isla, como el Wat Khao Rang, o de los chinos, como el de Bang Neow, o el de Samkong. También puede resultar interesante adentrarse en el casco histórico de estilo colonial de Phuket Town y, por qué no, salir por la noche a tomar una copa en alguno de los cientos de locales que hay repartidos por toda la isla. Eso sí, teniendo especial cuidado con los de la zona de Patong, que tienen mala fama a causa de su ambiente sórdido y de la excesiva presencia de prostitutas.
Cuando tenemos varias opciones para elegir, a veces no es fácil tomar una decisión. Pero si entre esas opciones están las islas Phi Phi, todo se vuelve más claro. Este archipiélago que pertenece a la provincia de Krabi es capaz de ganar todos, o al menos casi todos, los duelos en los que se enfrente a otro destino del sudeste asiático. La espectacular belleza de este conjunto de islas ha hecho de ellas un punto imprescindible en la agenda de los viajeros de todo el mundo. Situadas al sur de Tailandia,en el Mar de Andamán, las islas Phi Phi son un grupo de pequeños paraísos que surgen en mitad del agua luciendo unas playas de película, montañas llenas de árboles y unos paisajes que quitan el hipo. Estés donde estés, si tienes ocasión, no pierdas la oportunidad de hacer una excursión para conocerlas.
De las cuatro islas que componen el archipiélago, hay dos que son notablemente más grandes: Koh Phi Phi Don y Koh Phi Phi Leh. Cuentan con más y mejores servicios, y son las que reciben mayor número de visitantes. La primera de ellas, Koh Phi Phi Don, es la más importante de las cuatro, y la única que está habitada. Aquí llegan los ferrys que vienen desde Phuket o Krabi, y hay muchos restaurantes, tiendas y escuelas de buceo, ya que este deporte es, junto con la escalada, el rey en las islas Phi Phi. Esto se debe a la asombrosa belleza de los arrecifes de coral que se encuentran bajo las cristalinas aguas de color esmeralda que rodean las islas. Koh Phi Phi Leh, por su parte, puede presumir de tener la playa más fotografiada de todo el país. Se trata de Maya Bay, el espectacular escenario donde se rodó la película ‘La Playa’, dirigida por Danny Boyle y protagonizada por Leonardo DiCaprio. Efectivamente, no era un decorado ni una simulación hecha con ordenador; ese lugar existe de verdad. Y está justo aquí.

Puede que sean más pequeñas y cuenten con un menor número de servicios, pero sería un terrible error pasar de largo ante las dos islas menores del archipiélago. Koh Yung, conocida como Mosquito Island, es todo acantilados, por lo que constituye un punto clave para los cientos de escaladores de todo el mundo que se desplazan cada año a Tailandia. Pero Koh Pai, que recibe el nombre de Bamboo Island, cuenta con una increíble playa de arena blanca y aguas cristalinas en el extremo noreste. Darse un baño, tomar el sol y dar un paseo en este paradisiaco lugar, contemplando cómo se refleja la luz del día en las aguas del Mar de Andamán puede ser la experiencia definitiva.
El plan de viaje a tu alcance
- Sin comidas.
- Bangkok
- Sin comidas.
- Bangkok
- Desayuno.
- Bangkok
- Visita ciudad, Templos y Palacio Real
- Desayuno.
- Bangkok
- Desayuno. Comida. Cena.
- Phra Nakhon Si Ayutthaya
- Phitsanulok
- Parque Histórico de Ayutthaya
- Templo de los monos
- Desayuno. Comida. Cena.
- Sukhothai
- Chiang Rai
- Parque Histórico de Sukhothai
- Templo de Phitsanulok
- Desayuno. Comida. Cena.
- Chiang Mai
- Triángulo del Oro y Casa del Opio
- Wat Rong Khun conocido como Templo Blanco
- Wat Doi Suthep
- Desayuno. Comida. Cena.
- Chiang Mai
- Fábricas de artesanía
- Campamento de Elefantes
- Mujeres Jirafa
- Cena Kantoke
- Desayuno.
- Phuket (Ciudad)
- Desayuno.
- Phuket (Ciudad)
- Desayuno.
- Phuket (Ciudad)
¿Quieres saber más de Tailandia?
La cocina tailandesa es, actualmente, una de las más populares y mejor valoradas del mundo. En todas las grandes ciudades de Occidente surgen cada día nuevos restaurantes de cocina thai, que no hacen sino poner de manifiesto el peso culinario de esta insólita gastronomía.
El recetario tradicional del país es muy variado, y se caracteriza por la profundidad de sus sabores, por el empleo de hierbas aromáticas y especias en abundancia, y por lo picantes que pueden llegar a ser algunos de sus platos. La lista de ingredientes de la cocina thai no está sometida a los mismos límites que imponemos en Occidente, y sus chefs mezclan sin complejos los sabores salados con los dulces y los agrios. El arroz jazmín, el cilantro, la salsa de pescado, la leche de coco, los chiles y las frutas tropicales como la papaya, el mango o la lima keffir son algunos de los elementos que hacen de esta gastronomía una de las mejores del mundo. El más famoso de los platos tailandeses es el pad thai, unos fideos fritos con verduras o con carne, pero el abanico de combinaciones es casi infinito. Como valor añadido, hay que decir que por todo el país existen puestos de comida callejera, en los que disfrutar, a cambio de unos pocos bahts, de la auténtica gastronomía local.
Tailandia en general y Bangkok en particular se encuentran entre los mejores destinos del planeta para ir de shopping. Las tiendas, centros comerciales, mercados y bazares del país se cuentan por miles.
En la capital destacan CentralWorld, Siam Paragon, Terminal 21, Platinum Fashion Mall y MBK, centros comerciales lujosos, enormes y bien surtidos de todas las tiendas imaginables. Pero también están los comercios del casco histórico de estilo colonial de Phuket Town, las encantadoras tiendecitas de Fisherman’s Village, en Koh Samui, los mercadillos callejeros de Chiang Mai, de Krabi y de Chiang Rai, y, por supuesto, los pintorescos mercados flotantes que hay por todo el país. El de Damnoen Saduak, a las afueras de Bangkok, es uno de los más importantes, aunque también destacan los de Khlong Sra Bua, en Ayutthaya y los de Rim Klong y Don Wai, en Nakhom Pathom.
Es importante tener en cuenta que, si tus compras superan los 2.000 bahts, te puedes descontar el 7% de IVA en la misma tienda rellenando un impreso. Además, los turistas internacionales tienen un 5% de descuento. Los comerciantes a veces se “olvidan” de decirlo, pero si les refrescamos la memoria nos aplicarán la rebaja correspondiente.
Hay un gran número de días festivos en Tailandia, que por norma general combinan religión y diversión a partes iguales. Estas son algunas de las fiestas más importantes:
• 1 de enero. Aunque tienen su propio año nuevo, en las zonas más turísticas se celebra el comienzo del año para los occidentales por todo lo alto.
• 6 de abril. Se conmemora la toma de posesión del rey Rama I.
• 13-15 de abril. El Songkran es el Año Nuevo budista, y los tailandeses lo celebran haciendo guerras de agua por todo el país.
• 1 de mayo. Como nosotros, los tailandeses celebran el Día del Trabajo. Muchos comercios cierran.
• Mayo. Coincidiendo con la luna llena se celebra el Visakha Pucha, una fiesta budista.
• Luna llena de julio. Se conmemora el primer sermón de Buda, la fiesta se llama Asaha Pucha.
• 12 de agosto. Es el aniversario de la reina, y todo el país sale a la calle a celebrarlo con sus mejores galas.
• Luna llena de noviembre. Los tailandeses celebran el Loi Krathong poniendo pequeños barquitos con velas en los ríos, canales y lagos de todo el país.
• Última semana de noviembre. La ciudad de Lopburi rinde homenaje a los monos en el Lopburi Monkey Festival.
• 10 de diciembre. Día de la Constitución.
Para viajar a Tailandia, los ciudadanos de la Unión Europea no necesitan ningún visado ni permiso especial, siempre y cuando su estancia en el país vaya a tener una duración inferior a 30 días. El único requisito para entrar en el país es tener el pasaporte en regla y con una validez mínima de seis meses a partir de la fecha de entrada. Si piensas pasar en Tailandia más de 30 días, o si el motivo de tu viaje no es turístico, puedes informarte de las condiciones en la embajada del país en España.
Prácticamente en todos los comercios, hoteles y restaurantes de Tailandia se acepta el pago con las tarjetas de crédito más habituales, como Visa, MasterCard o American Express. Al menos, en las zonas habituadas a recibir turistas. No obstante, es aconsejable disponer de dinero en efectivo para las pequeñas compras en los mercadillos, en los puestos de comida callejera o en las tiendas de recuerdos de las aldeas rurales. Podrás sacarlo de los cajeros automáticos de los bancos con tu tarjeta de crédito, o en las ventanillas interiores presentando también tu pasaporte original o una fotocopia.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.