Kenia: Safari Kenia y Tanzania: Ngorongoro

No te puedes perder el cráter del Menengai. Situado en las afueras de Karuru, desde ahí se puede contemplar una de las vistas más impresionantes de Kenia. Además, cuenta con multitud de leyendas y creencias locales, a cada cual más sorprendente. Para empezar, ya te avisamos que el paisaje te dejará sin palabras. Estamos hablando del segundo mayor cráter del planeta, a 2.500 metros del nivel del mar y con unas vistas espectaculares al lago Nakuru. Repleto de bosque, verde y exuberante, cuenta con una de las floras y faunas más exóticas del mundo. El mono Vervet, la misteriosa águila cafre, el miniantílope conocido como dicdic de Kirk… Pero el cráter de Menengai es eso y mucho más. La mitología que rodea al lugar lo ha convertido en punto de peregrinación: almas guerreras del pasado que se aparecen en busca del paraíso, el diablo montado en una motocicleta, seres espirituales que cuidan la tierra o un paraguas volador que se alza desde el suelo del cráter cuando llueve. ¿Te lo vas a perder?

Que Nairobi es una ciudad rebosante de vida, de ruidos, de olores, de tráfico… suponemos que ya lo sabes. Lo que igual te sorprende es que a apenas quince minutos del barrio financiero te espera uno de los secretos mejores guardados por los locales: el bosque Karura. Un pequeño oasis en el que dejarás de oír el ruido de los coches para adentrarte en un mar verde de paz y tranquilidad. Atravesado por tres ríos y con una cascada de 15 metros de altura, el bosque Karura cuenta con una selva de bambú, un humedal y un enrevesado sistema de cuevas, en el que los guerreros Mau Mau se escondían de los colonos británicos. Alquíla una bicicleta en el mismo parque, o recórrelo andando. Busca una sombra, saca el picnic y mientras lo degustas disfruta de la fauna y flora del lugar. Árboles nativos centenarios, cientos de especies de aves, murciélagos, antílopes, etc.

Sí. Seguro que ya te lo imaginabas, pero Kenia es más que una fauna y una flora espectaculares. Su gente hospitalaria y alegre, sus colores, sus olores, sus sabores… Una especie de gran caos en el que cuando parece que no hay solución posible, esta siempre aparece, como por arte de magia. ¿Y qué mejor forma de sumergirte en ese océano de sensaciones que a través de sus principales mercados?. Te sugerimos una ruta con varias opciones. Elige uno, el que te coja más a mano, o visítalos todos ¡No te arrepentirás! Para empezar, tienes el mercado de Nairobi, en el distrito financiero de la ciudad. Es un edificio art-decó en el que podrás comprar desde bisutería a flores, pasando por carne y pescado. Ten en cuenta también que los principales centros comerciales organizan cada fin de semana mercadillos con artesanía típica masái. Los más famosos son los del Yaya, Prestige, Junction y Village Market. Allí podrás encontrar figuritas, pinturas, máscaras, lámparas… Pero si, por ejemplo, prefieres arte africano contemporáneo, tu lugar es el centro de arte Kuona Trust. Allí tienen su taller los artistas locales más en boga. Podrás adquirir sus obras hechas a base de vidrio, madera, chapa… ¡Una experiencia distinta y única!

Precisamente porque los museos no suelen ser la gran atracción en los safaris, te proponemos la visita de al menos uno, que te ayudará a entender más la historia de Kenia, la época de la colonización y el origen de urbes tan importantes en la actualidad como Nairobi. El Lunático Express es la red de ferrocarril que los colonos británicos crearon en el siglo XIX para enlazar Kampala, la capital de Uganda, con la ciudad portuaria de Mombasa. Y no obtuvo su nombre por casualidad. Su construcción fue toda una gesta que incluso se llevó por delante a algunos obreros, que fueron devorados por leones que habitaban la sabana por donde pasaba el tren. De este proyecto tuvo su origen precisamente Nairobi, que en Masái significa “zona con agua fresca” y que se creó en 1899 con la intención de ser en principio un mero campamento ferroviario. Aquí podrás ver algunas de las locomotoras y vagones de la época, desde los más lujosos a los de tercera clase, el tren que se utilizó en la película “Memorias de África” y un montón de fotografías y curiosidades de la época.

Los nueve volcanes que forman parte del parque natural del Ngorongoro debieron convertir esta zona de África en una de las más convulsas del planeta. Este magnífico escenario natural combina bosques, lagos y salinas que se pueden apreciar visualmente desde todos los puntos de vista del cráter y desde lo alto de sus paredes, de más de 60 metros de altura.

Tras decenas de miles de años, el resultado de continuas erupciones ha conformado un paraje sencillamente espectacular. Visitarás un cráter de 20 kilómetros de diámetro que alberga a más de 25.000 animales. Antílopes, elefantes, leones, girafas, leopardos… En el Ngorongoro se encuentran algunas de las razas más extraordinarias y, lamentablemente, en peligro de extinción. Por ejemplo, el majestuoso e imponente rinoceronte negro. Y que no te extrañe si te encuentras con algún pastor de la tribu de los Masái pastoreando sus rebaños, un grupo étnico ataviado con túnicas rojas y con unos llamativos collares de marfil. ¡Esto es África! Sube hasta arriba y observa el horizonte. Disfruta de la sabana infinita. Y si encima coincide con un amanecer o un atardecer, con sus amarillos, naranjas y ocres pintados en el cielo, respira hondo y considérate uno de los seres más afortunados del planeta.

El parque natural del lago Manyara es una experiencia única e inolvidable. Es un solo parque natural, pero alberga en su interior once ecosistemas distintos que le otorgan una diversidad de flora y fauna sin parangón. Aquí encontrarás desde frondosas selvas a humedales, pasando por extensa y vasta sabana africana. Y todo en apenas 330 kilómetros cuadrados, incluidos los 200 kilómetros cuadrados que ocupa el lago que da nombre a todo el entorno. Bajo el talud occidental del Valle del Rift, aquí encontrarás babuinos, monos verdes, hipopótamos, cebras, ñus y aves de mil plumajes. Si vas entre diciembre y marzo, podrás observar un océano rosa: ¡las decenas de miles de flamencos que pasan el invierno en el lago! Pero uno de los platos fuertes del lugar son los leones. ¿A que no sabías que en algunos hábitats excepcionales, los leones trepan por los árboles? Efectivamente, el parque del Manyara es uno de ellos. Los expertos no se ponen de acuerdo. ¿lo hacen para combatir el calor? ¿la humedad? ¿los insectos? Pero aquí podrás contemplar una de las escenas más espectaculares de la naturaleza: los leones descansando plácidamente sobre las ramas de las acacias de copa plana. ¡Prepara tu cámara!

Sí, claro que cuando uno va a Tanzania lo que espera es llenar el zurrón de experiencias e imágenes inolvidables. Leones, jirafas, rinocerontes, baobabs centenarios… Pero no puedes olvidarte de una de las mejores formas de conocer un país, su cultura y sus gentes: ¡la gastronomía! No esperes platos muy elaborados o rebuscados. La cocina tanzana se basa en un principio que seguro que compartes: materia prima de primera calidad. La carne de antílope, de ñu o de búfalo te sorprenderá por su sabor y textura. La forma más auténtica de tomarla es cocinada a la brasa, con un buen fuego de madera. Tampoco te pierdas sus kebabs, adaptados al estilo keniata y que están buenísimos. Habitualmente se hacen con carne de cordero especiada, acompañada de arroz y verduras. Y tampoco puedes dejar pasar la oportunidad de probar la legendaria tarta de pimienta: carne de ternera picada, cebolla, nuez moscada, cúrcuma y, como su propio nombre indica, tres tipos de pimienta. Otro de los platos típicos es el elugali, un puré de mandioca que se sirve con un guiso de carne y verduras. Pero tampoco te olvides del marisco. ¿Qué tal unos langostinos gigantes o una langosta de Zanzíbar? Acompáñalos de ensaladas de fruta fresca con papaya, coco, plátano, batata y manzana… ¡De 10! Y por supuesto, también hay vinos regionales que debes probar, como el Dodoma Pink y Red. Y si te van las emociones más fuertes, dale una oportunidad al elkibgayi -una mezcla de ginebra y vodka- o el licor de coco Afrikoko.

Tarangire, el sexto parque natural de Tanzania por tamaño, es una preciosa reserva de llanuras extensas y verdes, milenarios árboles baobab y una fauna variada y numerosa durante todo el año. Al contrario de lo que ocurre en otros parques, gracias al río del mismo nombre que lo divide, los animales no tienen que migrar a otros parajes en las estaciones secas en busca de alimento.

Se trata, sin duda, de un verdadero oasis natural con el que sueña todo aventurero que se precie. Aquí encontrarás animales de todo tipo, desde jirafas, leones, chacales, monos y diversos tipos de pájaros. Pero, sin duda, el gran espectáculo es la gran colonia de elefantes que habitan estas tierras, más de 3.000, la colonia de estos mamíferos más grande del país. No dejes de recorrer la ribera del río. Durante la estación seca, de junio a octubre, todos los animales se reúnen en sus orillas para saciar la sed: elefantes descansando, jirafas amamantando a sus crías, leonas devorando un búfalo… El ciclo de la vida como nunca antes lo habías visto.