Costa Rica: Tortuguero, Arenal, Monteverde y Manuel Antonio
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Costa Rica: Tortuguero, Arenal, Monteverde y Manuel Antonio
- Duración
- 12 días
- Tipo de circuito
- Gran Viaje
Once días al completo sacándole todo el jugo a Costa Rica serán, sin duda, la mejor forma de captar toda la esencia de uno de los países con mayor riqueza natural del mundo. En poco más de 50.000 kilómetros cuadrados, esta nación de Centroamérica presume de contar con un tercio de la superficie del país bajo protección. De este modo, garantiza el refugio de innumerables especies de animales y plantas que nosotros podremos contemplar en su hábitat natural durante la práctica totalidad de nuestro recorrido. Arrancaremos en el Parque Nacional Tortuguero, donde casi todas las especies de tortugas marinas del mundo acuden cada año desde hace siglos para dejar sus huevos en un espectáculo impresionante. Además, podremos contemplar una enorme lista de especies animales paseando por la jungla o dando un agradable paseo por los canales que conectan todas las zonas del parque. La siguiente estación de nuestro viaje es uno de los puntos más representativos del país, el Volcán Arenal, un gigante humeante que despertó en 1968 y desde entonces se mantiene activo. Llegaremos hasta él conduciendo nuestro propio vehículo todoterreno, que nos permitirá disfrutar de una ruta espectacular hasta llegar a La Fortuna de San Carlos y pasar dos noches a la vera del espectacular volcán, que está rodeado por la impresionante Reserva Arenal.
“El Parque Nacional Tortuguero acoge desde hace siglos a casi todas las especies de tortugas marinas que hay en el mundo, las cuales van cada año a dejar sus huevos en sus costas”
Teleféricos con vistas, descensos a toda velocidad desde las montañas más altas, paseos por puentes colgantes… La zona nos ofrece una gran variedad de atracciones turísticas. La siguiente etapa de nuestro viaje nos lleva al Bosque Nuboso de Monteverde, una región absolutamente espectacular donde la naturaleza se conserva en un estado virgen, lo que la convierte en un paraíso para los amantes del ecoturismo. Y por último, el descanso, la desconexión, la playa y, como siempre en Costa Rica, la naturaleza llevada a la máxima expresión. Las idílicas costas de Manuel Antonio, una espectacular combinación de bosques tropicales, playas de arenas blancas y aguas cristalinas.
Emociones nuevas en tu viaje
Una advertencia: será difícil que podamos contemplar uno en libertad. Pero no perdemos nada por intentarlo, porque verlos sería una experiencia absolutamente espectacular. Hablamos de los seis miembros de la familia de los felinos que habitan en Costa Rica.
Los tenemos distribuidos por todo el país, tanto en humedales como en los páramos alpinos, desde el Parque Nacional Corcovado hasta el Parque Nacional Tortuguero o la zona de Guanacaste. Todos ellos están amenazados y por eso, en otras razones, son difíciles de avistar. Además, hay que tener en cuenta que son muy sigilosos y que están excelentemente camuflados en las zonas donde viven. Las seis especies varían notablemente en tamaño y color: cuatro tienen manchas en el pelaje (jaguar, ocelote, caucel y oncilla) y las otras dos (jaguarundí y puma) tienen el pelo liso. Para observarlos, hay que tener en cuenta que se manejan mejor entre las ramas de los árboles que en el suelo.
De entre las seis especies de felinos costarricenses, el jaguarundí es el más fácil de localizar en la zona de Santa Rosa. Con el margay y el caucel también tendremos más opciones en el Parque Nacional Corcovado. Para el jaguar, el ocelote y el puma tendremos que tener mucha buena suerte.
Unos dicen que se parece a una morsa sin colmillos. Otros lo asemejan a un elefante porque observan algunas similitudes faciales y porque tienen una dieta similar, además de pertenecer al exclusivo grupo de cuatro especies de mamíferos de mar. Pero al final, los manatíes son una especie única y particular, que después de años muy amenazada está empezando a recuperarse, especialmente en la zona del Parque Nacional Tortuguero.
Habita en lagunas y hábitats costeros y necesita comer mucha vegetación cada día para sobrevivir. Tiene un color marrón grisáceo, con aletas delanteras y cola en forma de pala. Tienen fama de contar con un excelente oído, pero para los sonidos de alta frecuencia, como sus agudos gritos, así que conviene acercarse en silencio para tener opciones de contemplarlos de cerca. Lamentablemente, esto también significa que los manatíes son vulnerables a las colisiones con barcos a motor. El mejor lugar para localizar manatíes son los sopladeros, profundas hondonadas cercanas a la costa donde se esconden a la espera de la marea alta.
Comer tanta vegetación acuática tiene como consecuencia una enorme cantidad de desechos cada día. Se calcula que un manatí adulto puede procesar hasta 50 kilos de plantas al día. Por eso, la mejor manera de localizarlos es buscar sus excrementos flotando –son parecidos a los de los caballos- y los chorros casi continuos de burbujas flatulentas.
Todo hacía indicar que esta zona iba a albergar un enorme centro turístico con todo tipo de servicios y grandes bloques de viviendas a pie de playa, pero en Costa Rica hay una enorme conciencia ecológica y el proyecto se frenó mediante la creación de un parque nacional en 1972 que, aunque se amplió en 2000 hasta su tamaño actual de 1625 hectáreas, sigue siendo el segundo más pequeño del país.
Pese a ello, es uno de los más espectaculares de Costa Rica gracias a su enorme riqueza y a su bien señalado sistema de senderos que serpentean entre preciosas playas, bosques tropicales y cabos rocosos casi siempre con unas excelentes vistas de la costa. Además, en el paseo seguramente tendremos la oportunidad de encontrarnos con iguanas, perezosos, monos ardilla o capuchinos, entre otros animales. Ahora bien, es verdad que esto es cada vez más complicado por la afluencia de turistas, aunque el número está cada vez más restringido. En todo caso, no conviene perderse la posibilidad de bañarse en alguna de sus preciosas playas, como Espadilla Sur o Manuel Antonio.
Si estamos en la playa y buscamos la sombra de un árbol, cuidado. Hay que tener en cuenta que ese árbol puede ser un manzanillo, uno de los más comunes en las playas. En ese caso, debemos alejarnos de él porque esta especie de hoja perenne, de tronco corto y brillantes hojas verdes, es muy tóxico. Si nos apoyamos en él, la savia y la corteza nos irritará la piel, y si se nos ocurre probar su fruto amarillo, similar a la manzana, nos estaremos envenenando. Incluso el humo que desprende al quemarse irrita los pulmones.
Los amantes de la pesca recreativa van a disfrutar de lo lindo en las costas del Pacífico de Costa Rica. Hay una enorme diversidad de peces y se puede pescar durante todo el año, aunque existen áreas más prolíficas que otras y temporadas altas y bajas en función de cada especie.
En todo caso, estas aguas son el lugar perfecto para batir plusmarcas. Durante la estación de las lluvias, entre mayo y noviembre, lo mejor es acercarse al golfo de Papagayo, y durante la estación seca (entre diciembre y abril), los fuertes vientos en esta zona hacen que sea mejor pescar más al sur, junto a los puertos deportivos de Quepos, bahía Drake y Golfito. Para pescar, podemos apuntarnos a una excursión organizada, que nos llevará en barco a decenas de kilómetros de la costa, o alquilar uno en alguno de los pueblos costeros. Las especies más destacadas de la zona del Pacífico son los atunes de aletas amarillas, los petos, el dorado –también llamado pez delfín o mahimahi- y los peces vela.
Hay que tener en cuenta que la pesca recreativa en el Caribe es diferente, porque allí impera la técnica del cebo ligero cerca de la orilla.
Durante nuestra estancia en la zona de Guanacaste, podemos hacer una interesante excursión al pequeño pueblo de Guaitil, cuya economía depende casi exclusivamente de la fabricación de cerámica de estilo precolombino.
De hecho, hasta las piezas contemporáneas se inspiran en diseños chorotega tradicionales. Incluso la manera de hacerlo sigue la senda más tradicional, ya que los artesanos de Guaitil usan los mismos instrumentos rudimentarios que sus antepasados. Pulen los cuencos, las vasijas y las figuras de barro con una zukia, es decir, un cincel de piedra, y se lo dejan a los chamanes para que los bendigan. Posteriormente, les pintan motivos negros, rojos y blancos de animales totémicos sobre fondos ocres. La pieza más característica es el jarrón trípode vestigio de la cultura precolombina, jarrón con tres soportes. Para comprar alguna de estas cerámicas, podemos adentrarnos en una de las muchas alfarerías del pueblo donde, además de ver el proceso de fabricación, podremos incluso recibir una pequeña clase del artesano.
Si no tenemos tiempo para llegar hasta Guaitil, se puede visitar un pequeño almacén de venta de cerámica en la carretera peninsular –de más calidad que la que lleva a Guaitil-, unos diez kilómetros al norte de Nicoya.
Quizá nos tengamos que pellizcar para asegurarnos de estar despiertos y no estar soñando este increíble cambio de paisaje que contemplan nuestros ojos. Y es que a difícil de creer que a apenas treinta minutos del centro de la bulliciosa capital, San José, se encuentre este denso bosque virgen plagado de cascadas, ríos, barrancos y cañones.
Este parque se creó tras un acuerdo entre conservacionistas y partidarios del desarrollo. Durante un siglo, la única conexión entre la capital y el principal puerto, Limón, era un viejo ferrocarril y una carretera rural, así que en 1970 se propuso hacer una autopista. El problema es que el lugar para ello era un paso entre los volcanes Barva e Irazu ocupado por selva tropical virgen. ¿Cómo se llegó a un acuerdo? Pues todos cediendo y todos ganando. Los partidarios del desarrollo tuvieron su autopista –terminada en 1987- a cambio de aceptar no hacer ninguna intervención más sobre el paisaje. Y los ecologistas aceptaron la nueva carretera pero a cambio obtuvieron un enorme parque nacional de casi 50.000 hectáreas formado por un 85% de selva primaria, aunque esté dividido en dos mitades.
El Parque Nacional Braulio Carrillo es uno de los lugares con mayor biodiversidad de Costa Rica gracias a la gran diferencia de altitudes que tiene, desde las zonas de acampada a casi 3.000 metros en el bosque nuboso de la cima del volcán Barva hasta los 50 metros de las llanuras húmedas y exuberantes orientadas al Caribe.
Cartago fue la primera ciudad y capital colonial de Costa Rica. Levantada por el conquistador y gobernador español Juan Vázquez de Coronado en 1563, perdió su condición de capital a manos de San José tras la batalla de Ochomogo en 1823
Sin embargo, aún hoy se la sigue considerando como la capital religiosa de Costa Rica, ya que acoge la basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, de estilo bizantino, y dedicada a La Negrita, patrona del país. Una mulata llamada Juana Pereira la encontró un 2 de agosto de 1635 e intentó dos veces llevársela a casa, pero la representación indígena de la Virgen María siempre volvía a aparecer en el sitio donde la había encontrado. Los lugareños decidieron entonces levantar un templo en ese lugar y declararla en 1824 patrona de Costa Rica. La figura fue robada dos veces más, aunque volvió a aparecer en su altar, lo que ha dado más fuerzas a los creyentes en sus propiedades curativas, que ofrecen milagrosos –amuletos de metal con la forma de la parte del cuerpo que se quieren sanar- y peregrinan 22 kilómetros bajo el intenso sol del 2 de agosto desde San José hasta Cartago, algunos incluso de rodillas.
Cartago tiene pocos edificios históricos que ofrecer al viajero porque las desgracias han sido bastante frecuentes en su historia. La erupción del volcán Irazú en 1723 destrozó casi por completo la ciudad. Y lo poco que quedaba en pie de la época colonial se derrumbó en los terremotos de 1841 y 1910.
No es el único lugar del mundo donde podemos contemplar ballenas en su hábitat natural pero es uno de los pocos donde estos grandes cetáceos acuden cada año a aparearse.
Los científicos no tienen clara la razón, pero lo cierto es que los grupos de ballenas jorobadas pasan por el parque cada año entre agosto y octubre y entre diciembre y abril en dos grupos distintos, ya que los que se ven en otoño vienen de aguas californianas y los que pasan en primavera llegan desde la Antártida. En todo caso, en las aguas costarricenses de este parque casi todo el año tendremos la oportunidad de verlas, lo que supone sin duda el gran atractivo de esta inmaculada reserva marina situada alrededor de la isla Ballena, al sur de Uvita. Además, podremos ver aves marinas que acuden a anidar, delfines mulares y varios tipos de lagartos. Y si vamos de mayo a noviembre, podremos avistar a las tortugas golfinas y carey enterrar sus huevos en la arena.
Si nos gusta el buceo, estamos en la zona ideal, porque la reserva protege arrecifes de roca, coral y además no suele tener muchos visitantes –al menos humanos-, con lo que la experiencia de sumergirnos en sus aguas puede ser excepcional.
¿Quieres saber más de Costa Rica?
La cocina costarricense es bastante sencilla, nada que ver con los complejos y variados platos de las cercanas México o Guatemala.
El desayuno típico es el gallo pinto, un plato de arroz salteado con frijoles servido con huevos, queso o natilla (crema de leche agria). Casi todos los restaurantes ofrecen un plato combinado para comer o cenar llamado casado, que es económico y sacia el apetito. Normalmente incluye carne, frijoles, arroz, ensalada y plátano frito. La comida no suele ir muy especiada, excepto en la zona del Caribe, donde las influencias jamaicanas se hacen notar. El pescado y el marisco suele ser de mucha calidad y muy fresco. Se suele hacer frito, a la parrilla o especiado (en el Caribe).
En Costa Rica podemos encontrar una gran variedad de posibilidades para comprar y traernos un buen recuerdo del país. Eso sí, hay que guiarse por un elevado concepto ético y evitar comprar productos de animales, como por ejemplo conchas de tortuga o productos hechos con plumas, coral y conchas; y preguntar por la procedencia de la madera.
Precisamente de este material se pueden hallar interesantes artículos de artesanía como ensaladeras, platos, tablas de cortar, joyeros y objetos de decoración. Un clásico recuerdo de Costa Rica son las réplicas en miniatura de las tradicionales carretas de bueyes pintadas de variados colores. No hay que olvidar la preciosa cerámica de Guaitil o los productos culinarios, como el excelente café, el Ron Centenario o el guaro, el aguardiente local.
• 1 de enero: Día de Año Nuevo
• 11 de abril: Día de Juan Santamaría
•Jueves y Viernes Santo
•1 de mayo: Día Internacional del Trabajo
•25 de julio: Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica
•2 de agosto: Día de la Virgen de los Ángeles
•15 de agosto: Día de la Madre y Asunción de la Virgen
•15 de septiembre: Día de la Independencia de Costa Rica
•12 de octubre: Día de las Culturas
•25 de diciembre: Navidad
Los cajeros automáticos están en las principales ciudades del país y todos aceptan tarjetas de crédito de uso más común (Visa, MasterCard, Maestro, Cirrus, American Express, etc.). También se aceptan tarjetas de crédito en la mayoría de los comercios, aunque en algunos pueden preferir el pago en efectivo.
Para evitar problemas desagradables, lo mejor es apuntar en un papel o en el móvil los teléfonos de las entidades emisoras de tus tarjetas de crédito. Así, si se da el caso de que pierdas o te roben alguna, podrás llamar inmediatamente a tu banco y pedir que la bloqueen.