Día 4: Estrasburgo. Una incursión en territorio alemán
Transporte
Autocar, minibús o van
A lo largo de esta cuarta jornada de viaje, tendremos la oportunidad de disfrutar de un estupendo día libre o conocer más y mejor la región conocida como Selva Negra con una excursión opcional por los puntos más importantes de la Selva Negra.
Nuestro primer destino será Triberg, donde tendremos tiempo libre para conocer por nuestra cuenta el principal reclamo de la ciudad: las Cascadas de Triberg. La entrada está incluida en la actividad. Estos saltos de agua, en mitad del curso del río Gutach, están repartidos en siete niveles diferentes, y llegan a alcanzar una altura de 163 metros. Estas cascadas son todo un espectáculo de la naturaleza, y están consideradas las más populares de toda Alemania.
La siguiente parada tendrá lugar en Titisee, una pintoresca población situada a poco más de 40 kilómetros al sur de las Cascadas de Triberg. Esta localidad, una de las más populares y visitadas de la Selva Negra, se encuentra a orillas del Lago Titisee, una masa de agua dulce de 1,3 kilómetros cuadrados de superficie y 20 metros de profundidad que se halla a 850 metros sobre el nivel del mar. Aquí también dispondremos de tiempo libre, que podremos emplear paseando por las orillas del lago o comprando algún recuerdo de nuestro paso por la zona en las tiendas del núcleo urbano. Si queremos adquirir algún producto gastronómico, los más recomendables son las frutas del bosque que se producen en los alrededores de Titisee y la tarta más famosa de Alemania: la Selva Negra.
Tras nuestro paso por las Cascadas de Triberg y por el Lago Titisee, realizaremos una última y fascinante parada en Friburgo, una bonita ciudad muy cerca de la frontera francesa y a 35 kilómetros de Titisee. Una vez allí, tendremos tiempo libre para pasear por su animado y pintoresco centro histórico y para visitar alguno de sus puntos clave, como el Nuevo Ayuntamiento, la Plaza de los Agustinos y, sobre todo, la catedral. Este magnífico templo de estilo gótico se empezó a construir en el siglo XII, y cuenta con una fachada preciosa que está considerada una obra maestra de la arquitectura medieval.
Después de un día apasionante pero agotador, emprenderemos el viaje de vuelta a Estrasburgo, donde nos estará esperando la cama de nuestra confortable habitación del hotel para dormir plácidamente.