El auge económico experimentado por el país en los últimos años ha creado entornos urbanos, como Hong Kong o Shanghai, que atraen a millones de visitantes de todo el mundo cada año (que se cruzan con los cada vez más numerosos viajeros chinos que salen al encuentro del mundo). Toda una oportunidad para apurar al máximo los atractivos de estas grandes ciudades.
Cada vez más, China es mucho más que Pekín, Hong Kong o Shanghai, ya que ciudades como Guangzhou o Shenzhen, entre otras muchas, atraen a visitantes de todo el mundo, que disfrutan de los encantos de la ciudad, así como de, en muchos casos, de espectaculares entornos naturales situados no sólo en los alrededores, sino en las mismas ciudades. Y, por suerte, las comunicaciones permiten conocer, a pesar de las grandes distancias, más de un enclave de este tipo durante un viaje.
Las tallas orientales y los grabados que sobreviven al paso del tiempo conviven con excepcionales enclaves logísticos y ‘skyline’ de todo tipo. Ciudades que nunca duermen, repletas de lugares que contemplar y actividades que disfrutar, caracterizadas por la hospitalidad de sus pobladores, cada vez más abiertos al mundo. China es un enorme país de enormes contrastes, desde los pequeños pueblos a todas estas grandes ciudades que, sin embargo, guardan en muchos de sus rincones auténticos ejemplos de la forma de vivir en China. Por ello, el viajero disfruta de los encantos de ciudades inmersas en el frenético ritmo del siglo XXI, pero también de los rincones en los que se disfruta de un contacto directo con la China de siempre.