Lyon es una de las ciudades más importantes del país y cuenta con una larga historia. Se la recuerda por ser, en la antigüedad, la capital de las tres galias romanas. Desde su fundación en el año 43 a.C. y durante 300 años, Lugdunum -así se la conocía entonces- fue la ciudad más importante de Europa noroccidental. De aquella época se remonta el más antiguo anfiteatro de Galia. Las naciones galas reunidas en Lyon lo dedicaron al culto de Roma y de Augusto. La infraestructura, ampliada en el siglo II, podía recibir hasta 20.000 personas.

Lyon cuenta además con una de las basílicas mejor conservadas de toda Francia: la basílica Notre-Dame de Fourvière que debe su diseño al arquitecto Pierre Bossan. Se ubica en lo alto del Vieux Lyon -Viejo Lyon- en uno de los entornos más conocidos dada su arquitectura medieval y mansiones renacentistas. Además, en lo alto de la colina, las vistas conforman una estampa única.

Pero más allá de sus imponentes monumentos, entre los que sin duda destaca la catedral, la magia de esta ciudad radica en los rincones por descubrir recorriendo su entramado de callejuelas. Su arquitectura crea un ambiente único, antiguo y rural. La componen tres barrios diferentes: Saint-Georges, al sur, Saint-Jean en el centro y al norte, Saint-Paul. Además, esta metrópoli está repleta de secretos por descubrir ¿Sabíais que entre Vieux Lyon y la Croix Rousse hay pasadizos secretos llamados traboules? Dicen que existen hasta 400 que conectan varios edificios. Pero, además, este territorio fue la cuna del cine. Y es que los hermanos Lumière eligieron este enclave para grabar su primera película, la conocida “Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir”, en el año 1895. Añadir también que una de las formas más populares de conocer Lyon es la bicicleta. De hecho, fue la primera ciudad en contar con un servicio de alquiler de este medio de transporte. Interesante, ¿no creéis?